Este libro y yo le damos las gracias:
A Rodrigo Espinosa, Alejandro Hernández, Isabel García
March, Sergio Dávila, Francisco Lindoro y Vania Mier por compartir útero
durante tantos años.
A Wallace Porter por aparecer tantas veces en este libro de
manera tácita o evidente, pero siempre necesaria.
A Mael Vallejo (que es un idiota) y Mónica Isabel Pérez, bombas
latinas, mentes feroces, niños horrendos.
A Gaëlle Le Calvez por su extraño y doble papel de gurú y
hermana mayor.
A Arturo Sánchez Meyer y Soad L. Peters por decirme “Maestro
Feben” incluso cuando no hubo alcohol de por medio, que fue casi nunca.
A Juan Meneses, Felipe Soto Viterbo, Aníbal Santiago, Inger
Díaz Barriga, José Luis Castillo y Alejandra Jarillo por el reto constante y la crítica aguda y la
fe a pesar de muchas cosas.
A Jesús Catalán y Alejandro Servín por lo abrupto y lo
total.
A Alberto Chimal, Bernardo Fernández BEF y Pepe Rojo porque,
con sus libros de la librería Eureka, me obligaron a escribir por vez primera. También por el apoyo y, de nuevo, la fe.
A Raquel Castro, Alisma de León, Saraí Insomne, Julián Herbert, Agustín
Fest, Édgar Adrián Mora, Edilberto Aldán, Humberto Bedolla, Luis Bugarini, Andrés Acosta, Ana García Bergua, Jaime Mesa, Lilián López Camberos, Renato Guillén,
Álvaro Enrigue y Valeria Luiselli por servir de revelaciones del más allá.
A Borges y Vonnegut y Cortázar y Dante y Swift y Lovecraft y
Wilde y Rulfo y Palahniuk y Auster y Foster Wallace y Gilliam y los hermanos
Coen y el autor desconocido del poema de Gilgamesh y las tardes dudosas y las
noches largas.
A Isabel, Javier, Sasi, Santiago, Pía, Ian, Inés, Karla,
Oscarín, Fa, Pablo, Re, Caro, Fer, Nati, Santi, Mara, Felipe, Mayte, Jonathan, Emilio y el resto
de la familia, por abrirme un hueco. A Cachis, por tanta porra y por tantos
espíritus pronosticados.
Al tío Alberto, Izaskun, Miren e Hilda, por ser más que sangre.
Al Ingeniero Díaz por la herencia y por todo lo demás.
A Miss Lulú, Luis, Alfonso y Juan, porque si a alguien le
tocó ver lo peor de mí (incluso antes de escribir) fue a ellos. Porque somos
juntos. Porque hemos sobrevivido, maldita sea.
Y a Carlota Rangel, que lo ilumina todo.
Wow
ResponderEliminarQue orgullo tenerte como amigo y compartir nuestra vida y crecimiento.
ResponderEliminarMe encanta tu lucha, tu ánimo y tu gran corazón.
Ya sabes que la hormona me juega chueco ahora y lloro por casi todo, me has hecho el día! :) me siento tan orgullosa de tí casi como mamá!!!
Te queremos harto yo y mi pequeño ser...
Ro se pondrá feliz, márcale.... Abrazo!